jueves, 28 de junio de 2007

No pierdan el tiempo, HUYAN

Si algunos estaban preocupados por ciertos regresos, es que aún no sabían nada de este: vuelven las Spice Girls. Casi prefieron que volviera a gobernarnos Asnar (del vocablo asno que sufre una mutación genética). Asi que ya sabeis, huid antes de que os pille por medio.

martes, 26 de junio de 2007

Terminator, a mi lado, un don nadie

Con la polémica suscitada por el juego Manhunt 2, me ha hecho pensar en que a lo largo de los años he ido recibiendo la munición necesaria para convertirme en un psicópata que ríete de Freddy, Jason o George W. Bush.

Desde pequeño he jugado a los videojuegos. Siempre me han gustado, en especial las aventuras gráficas y los de acción en primera persona . Siempre me ha gustado la literatura de terror, contando a Poe y Lovecraft entre mis dos ídolos del género.

Durante mi adolescencia jugué al rol en sus diferentes variantes: tenía mi colección de cartas de Magic. También he tenido mi etapa en la que gustaba de escuchar Slipknot o Rage against the machine

Por otro lado, siempre he sido crítico con los gobernantes por sistema. Creo que nuestra misión de ciudadanos es velar por que nuestros dirigentes no se desmanden. Creo en las leyes y en la educación , y por ello creo que no se puede admitir que por jugar a unos juegos más o menos violentos, leer ciertos géneros literarios, escuchar un tipo de música o jugar al rol sea carne de patibulario.

El primer problema viene de que lo padres no supervisan lo que compran o se compra su hij@ pequeñ@. Si un crío de ocho e incluso menos se compra un juego como el GTA, los padres deben de estar enterados y prohibirselo, igual que no llevan al niño a ver la última de Oliveira -terror en estado puro, ríanse de la lentitud iraní-. Si tanto nos preocupan los niños, prohibamos los programas como el Tomate y los A tu lado en horario restringido; nada de tonterías, el cotilleo se manda a franja de las doce, y al niño se le mete en cama a las diez, y nada de tele en el cuarto, que a saber que estará viendo.

La culpa casi nunca es de los usuarios, si no de quien controla al usuario. No debe existir censura, sino información, y esta brilla por su ausencia. Y, sobre todo, que antes de hablar sobre adicciones y problemas que generan los videojuegos, hay que hacer estudios como dios manda. Que estoy harto de experimentos con gaseosa y ratas en un laberinto. Si quieren saber, que preguten a quienes consumimos videojuegos.

Gracia dios, no soy un psicópata y mis deseos de matar se reducen a ciertos póliticos y personalidades. Así, que quiero que quede constancia: he jugado a videojuegos de pensar y de los violentos; he leído literatura de terror; he escuchado múisca metal y hip- hop; he jugado al rol y he consumido drogas. Menos mal que los perfiles son una patraña, por que sino sería el hermano mayor del asesino de la katana, un chaval que estaba tronao de por sí, y los videojuegos fueron circunstanciales- como si te compras el coche con los freno algo tocados, desde el principio ya va mal, pero cuanto más le pises, antes tendrás la hostiapadre-.

Terminator, a mi lado, un don nadie (anotado)

(Transmisión interceptada el 26 de Junio de 2007, a las 21: 57)


Con la polémica suscitada por el juego Manhunt 2, me ha hecho pensar en que a lo largo de los años he ido recibiendo la munición necesaria para convertirme en un psicópata que ríete de Freddy, Jason o George W. Bush.

Desde pequeño he jugado a los videojuegos. Siempre me han gustado, en especial las aventuras gráficas ( - Primer error, hacen pensar; no nos interesa que los jóvenes piensen) y los de acción en primera persona ( - Gensanta, otro que no sabe que los juegos tipo Doom sólo acrecientan la sed de sangre de las huestes imberbes). Siempre me ha gustado la literatura de terror, contando a Poe ( - Ese borracho y drogadicto) y Lovecraft (- ¿Ese no es uno así, rarito, con cara de lenguado?; - No sé, pero Love es amor en inglés, asi que Lovecraft, será algo de amor, ¿no?; - Puede, pero seguro que es un degenerado) entre mis dos ídolos del género.

Durante mi adolescencia jugué al rol ( - Oh dios mío, llamen al Vaticano, habrá que exorcitar; - ¿Porqué, porqué? Es joven, aún podemos salvarlo; Paff; - Deje de llorar y prepare la maleta, será un trabajo duro) en sus diferentes variantes: tenía mi colección de cartas de Magic (- ¿Cartas de magia? ¿Brujeria? Por Torquemada, que a este le unto) y me reunía con mis amigos para jugar al Señor de los anillos (-Es un ente poderoso, debemos prepararnos para lo peor). También he tenido mi etapa en la que gustaba de escuchar Slipknot ( - ¿Y esos quienes son?; - No sé, pero en su web aparecen con unas pintas un poco de perturbados; - No se dice perturbado, se dice enajenados satánicos, si es que te tengo que enseñar todo) o Rage against the machine ( - La rabia es mala. Deja lo del Vaticano, coge la escopeta que será más efectivo).

Por otro lado, siempre he sido crítico con los gobernantes ( - Uy, ahora empiza con el discurso de progre rojeras, a ver que tonterias dice ) por sistema. Creo que nuestra misión de ciudadanos es velar por que nuestros dirigentes no se desmanden ( - A tí si que te desmandaba yo una buena hostia). Creo en las leyes y en la educación ( - Vaya, bonita frase, apuntala para eslogan de los chicos de Democarcia Nacional), y por ello creo que no se puede admitir que por jugar a unos juegos más o menos violentos, leer ciertos géneros literarios, escuchar un tipo de música o jugar al rol sea carne de patibulario ( -Tú defensa será inútil, acabarás cayendo en el lado oscuro).

El primer problema viene de que lo padres no supervisan lo que compran o se compra su hij@ pequeñ@. Si un crío de ocho e incluso menos se compra un juego como el GTA, los padres deben de estar enterados y prohibirselo, igual que no llevan al niño a ver la última de Oliveira -terror en estado puro, ríanse de la lentitud iraní- ( - Si nos dejaran volver a darle de hostias a nuestros hijos, esto cambiaba en un santiamén, cagoentó). Si tanto nos preocupan los niños, prohibamos los programas como el Tomate y los A tu lado en horario restringido; nada de tonterías, el cotilleo se manda a franja de las doce, y al niño se le mete en cama a las diez, y nada de tele en el cuarto, que a saber que estará viendo ( - Leñe, si tiene razón, que los chavales ahora ven al Buenafuente, y luego a hacer chistes sobre España).

La culpa casi nunca es de los usuarios, si no de quien controla al usuario. No debe existir censura, sino información, y esta brilla por su ausencia ( - ¡Pero qué dice! A este, o le paramos los pies o lía una que pa qué. Ay si el caudillo levantara la cabeza; - Se daba debruces con la caja; - ¿Decías algo?; - Rezaba por el negro futuro de España; - Así me gusta). Y, sobre todo, que antes de hablar sobre adicciones y problemas que generan los videojuegos, hay que hacer estudios como dios manda. Que estoy harto de experimentos con gaseosa y ratas en un laberinto. Si quieren saber, que preguten a quienes consumimos videojuegos ( - ¿Pero este que pretende, qué nos quedemos sin nuestros informes alarmistas que provocan un clima de crispación?; - Los jóvenes, que creen que todo el monte es orégano; - Ahí le has dado, si no manipulamos estadísticas e informes, ¿qué iba a ser de nosotros?).

Gracia dios, no soy un psicópata y mis deseos de matar se reducen a ciertos póliticos y personalidades ( - Lo que pensaba, un etarra de esos; - Pero si este no es ni vasco; - Pues erá por ósmosis). Así, que quiero que quede constancia: he jugado a videojuegos de pensar y de los violentos; he leído literatura de terror; he escuchado múisca metal y hip- hop; he jugado al rol y he consumido drogas ( - Canta más que la Zaldivar ante un buen fajo de billetes, menudo pájaro). Menos mal que los perfiles son una patraña, por que sino sería el hermano mayor del asesino de la katana ( - ¿Antecedentes familiares? A este le van a dejar el culo tieso es algún penal extremeño; - Pero si es gallego; - Da igual, seguro que lo podemos trincar por asociación ilícita junto a sus compañeros del rol), un chaval que estaba tronao de por sí, y los videojuegos fueron circunstanciales- como si te compras el coche con los freno algo tocados, desde el principio ya va mal, pero cuanto más le pises, antes tendrás la hostiapadre- ( - Pa´hostiapadre la que te vas a llevar, zagal. Anda coge la porra y los botes de humo que va a haber movida).



-Espero que os haya gustado el experimento. Si es así, empezaré a realizar versiones anotadas de anteriores entradas

lunes, 25 de junio de 2007

Reflexión/ II

Ser patético de vez en cuando está bien. Incluso te permitirá reirte en el fututro al acordarte de esos momentos. Pero cuando el patetismo roza la imbecilidad y se vuelve un acto continuado, es hora de decir basta.

Durante la grabación del corto la semana pasada me vino a la cabeza una reflexión que ya había asaltado mis neuronas en ocasiones anteriores. A veces, ciertas gentes combinan su ineptitud para conjurar una cámara de video, al estilo de la secuencia final de los Power Rangers. Sus egos y sus divismos se combinan dando lugar al Ineptituromator, un objeto inútil en sus manos pero que tiene la facultad de absorber la vida de los que les rodean. Suerte que algunos somos perros viejos que hemos librado muchas batallas en la trinchera y sabemos los trucos necesarios para caminar sobre las aguas, inutilizando gran parte del potencial demoledor del arma.

miércoles, 20 de junio de 2007

Parón

Esta semana ando de grabación. De nuevo me he visto envuelto en un corto, por lo que no voy a poder postear con el mismo ritmo. Pero no podía quedar callado sin guardar un minuto de silencio por el más grande. Se nos ha ido el Fary por que dios es un egoísta y lo quiere todo para él. Fary, tú si que eras la hostia.




























Espero que en el cielo sepan apreciar ese arte sencillo del mejor cantante de la historia de este país y alrededores.

Esto es un cuerpo y no los danone


lunes, 18 de junio de 2007

En busca del mentiroso intelectualoide

Hoy me gustaría comentar un hecho singular de los gafaplastas: su admiración desmedida por dos de los libros más aborrecibles perpetrados por mente alguna, Ulises de James Joyce y En busca del tiempo perdido de Marcel Proust (pronunciese como Pús).

Estos dos libros son considerados como cumbres de la literatura y dieron paso a la edad adulta de la novela. Sin embargo pocos son los que han leído estas obras de cabo a rabo para poder apoyar esta afirmación. Por mi parte, sólo aguante trescientas páginas del primero y poco más de cuatrocientas del segundo. Y prefiero que me arranquen las pelotas, fabriquen un consolador con ellas y me lo introduzcan por el ano hasta su total desgarramiento antes de tener que leerlos de nuevo.

Me hace mucha gracia las discusiones acerca del mensaje transmitido por los autores y su calidad literaria. También me deja perplejo las discrepancias sobre cual es la mejor tradución y si la obra de Pús debe traducirse como A la busca de ... o En busca de ... Acojonante. Lo mejor es que la mayoría de los tertualianos parecían los tipos de Salsa Rosa debatiendo sobre como se ejecuta el rito zulú de casamiento.


La obra de James Joyce es una pretenciosa novela que cuenta un día, el 16 de Junio de 1904. El autor se sacó de la manga un papelito en donde relacionaba los diferentes capítulos con diferentes personajes y situaciones de La odisea para justificar el título. De lo que no se percató es de la verdadera odisea del lector al enfrentarse a esa obra en que cada capítulo está escrito siguiendo una técnica diferente pero con un nexo común: no se entiende nada, ni el pijo.

Hay que señalar que se considera a Joyce y a Proust los padres de la novela junto con Kafka. Me parece injusto. Las novelas y cuentos de Kafka son intelegibles pero sus hechos son los que nos causan extrañeza, no como los dos primeros, a los que o no se entiende o nos abruman con mil estupideces.

Joyce, pues nos hace acompañarle en una aventura insulsa en la que lo poco que pasa te lo tienes que imaginar por que las metáforas (increíblemente bellas, eso sí) que emplea el irlandés son desquiciantes. Es como ver una película iraní sin subtitulos: las imágenes son bellísimas, pero lo que cuenta es aburrido, carente de interés y no te enteras de nada (conversación típica ante pelí irañí: "No dormía también desde que probé una cama de látex en el corté francés").

La segunda propuesta, En busca del tiempo perdido, es algo más accesible, pero no deja de ser la cursi historia de un niño repipi, en la que se mezclan elementos de sordidez que , imaginaros como de aburrido estará narrado, no consigue levantar el interés. Cuando en la peícula Little Miss Sunshine, el tío, que acaba de salir del psiquiátrico se proclama el mayor experto en Proust, lo que nos quiere decir es que se ha quedado tocado de tanta paja mental francesa.

Creo a bien considerar este libro como el mayor ejemplo de chovinismo por parte de nuestros vecinos del norte. Es un libro completamente gabacho: recargado, puro efectismo pero vacío y, para más inri, es una biografía mutada del autor. Es mutada por que Prosut era homosexual en una época en donde no sería bien recibida una obra sobre las fantasías y obsesiones de un homosexual (que es lo que es el libro). Lo único bueno que ha proporcionado este autor es el haber dado nombre al mono de Ross en Friends (In the jungle, the mighty jungle...)

Algo que me gustaría subrayar es como se les llena la boca a los gafaplastas a la hora de hablar de las innovaciones estilístas de uno, o el desgarrado e hiperrealista relato del otro. La verdad es que de lo que se les llena la boca es de su semen mental tras tanta paja idem.

No os dejeis engañar, nuestros amigos los gafaplastas son amigos de la sobrevaloración (¿acaso no son ellos víctimas de ese fenómeno?) y no hay obras tan sobrevaloradas (aunque personalmente, el Quijote no me parece tan gran obra como se nos vende) como estas dos que hoy he reseñado. Para terminar os dejo una noticia un tanto curiosa sobre un profesor de Literatura que ha publicado un libro que enseña a hablar de un libro sin haberlo leído. Creo que escucho una manada de gafaplastas corriendo a las librerías...

Me hubiera gustado publicar el post el sábado por aquello de sel el Bloomsday pero los compromisos sociales pudieron con uno.

miércoles, 13 de junio de 2007

RITMO

Lo importante es el ritmo, que decía Luis Ciges en ese monumento al dandy que es el cortometraje "Aquel ritmillo". Claro que sí. Tras varios meses inmerso en una rutina asquerosa, mi vida se parecía más a la de un protozoo trabajnado de espantapájaros que a la de una persona. Lo único interesante de cada día eran el ver si el pianista había escrito un nuevo post, o ver que nueva discusión trasnochada había sido zanjada. Pero hoy he vuelto a los orígenes y he vuelto a creer.

El ritmo es lo que nos hace humanos. Desde las profundidades del África Meridional se elevan los ecos de los primeros homínidos que miraron el mundo con curisiosidad de saber por que funcionaba así. Y decidieron plasmarlo en sonido, en los ruidos de los diferentes instrumentos de percusión que habían creado. El ritmo te hace moverte con sentido aunque seas esclavo en una galera o un condenado de camino al patíbulo. El ritmo ordena ideas y abre perspectivas. El ritmo crea, multiplica, fecunda.

Hoy he vuelto a creer en el ritmo. Fuí un blasfemo, me instalé en el inmovilismo, me desplazé a mi refugio y abandoné la fuerza motriz. Pero esto ha cambiado. Hoy he vuelto a gozar de una obra maestra que nunca será considerada como tal por esconderse detrás de un ridículo nombre de opereta: "Qué ruina de función". He vuelto a sentir vértigo viendo una obra audiovisual sin marearme. Qué velocidad, qué pasión, qué intensidad. Ese extraño elemento llamado Peter Bogdanovich nos regala una lección de agilidad y de viveza. Sólo recuerdo una película que supere en conjunto a esta en estos aspectos: "Uno, dos, tres" del Maestro Wilder.

El señor Bogdanovich nos ha regalado "La última película"(que no aparece en su ficha en el imdb), "¿Qué me pasa doctor?", en la que consigue hacer medianamente soportable a Barbra Streisand y "Paper Moon" (que reconozco no haber visto, pero la tengo en la carpeta de urgentes). Es además uno de los mejores reflexionadores sobre cine y en la película que nos ocupa, "Qué ruina de función" pone sobre la mesa todo lo parendido de maestros como Hawks, Wilder o los genios del slapstick-comedy, como Buster Keaton. El segundo acto de la película es casi por entero mudo y está rodado en un par de magnífico palnos secuencia que dejan al espectador sin aliento, y todo sin tener que incluir efectos especiales ni movimientos de cámara mareantes.

Muchos supuestos directores de acción (Gore Verbinski o Sam Raimi en sus últimos despropósitos, sin ir más lejos) debía aprender de la comedia que el ritmo no lo producen los gráficos pro ordenador o una toma mareante vacía de contenido. Incluso un adalid de los efectos especiales como James Cameron nos demostró a todos en "The Terminator" que la acción se puede sostener por ella sola, y que los efectos es una salsa que potencia las cualidades de una obra.

El verano está a la vuelta de la esquina, con sus "Transformers", sus "4 Fantásticos" y demás. A ver cuantos consiguen esa sensación de ritmo que logra Peter Bogdanovich (de Hawks y Wilder ya ni hablamos, que les quedan un poco lejos). Qué ruina de función ,pero qué goce para los sentidos.

lunes, 11 de junio de 2007

Inglés de chiringuito

La pasada cumbre del G-8 (creo que la G es de gilipollas), el señor Bush se asombró de que tuvieran que traducirle mientras hablaba con Ángela Merkel. Me resulta curioso que este personaje, con menos inteligencia y estudios que un paramecio se sorprenda de que no todo el mundo hable inglés. Hay que decir que la señora Merkel, como buena presidenta cualificada, lo domina, pero siempre se agradece que un licenciado en Traducción e Interpretación Bush- Alemán te ayude con ciertos términos.

La noticia me ha hecho reflexionar sobre uno de los axiomas de nuestro tiempo: si no sabes inglés estás perdidos en el mundo. Bueno, el que lo dijo seguro que sólo salió de su barrio residencial en las afueras de Little Rock, capital de Arkansas para visitar Reno, esa especie de Las Vegas de saldo. Y el tipo creyó que el mundo era EE.UU. y que el resto de países estaban tan lejos como la Luna o Marte (sólo conoce estos dos terruños extraterráqueos por que ha visto imágenes de su tele local en conexión con la NASA). Pero no nos dejemos engañar, se puede vivir muy bien sin saber inglés más allá del yes, nou, plis y zánquiu.

Mi padre es un señor de 60 años que viajó a Nueva York en los años 70. Cómo todo hijo de la postguerra no tiene ni idea de inglés. Aún así un día tuvo que esperar varias horas a que un autobús le llevara a su alojamiento temporal. En la parada había un tipo con el que mi padre entabló comunicación. Ni uno sabía inglés (mi padre), ni el otro español (el tipo), pero mi padre supo que el tipo era de Ojaio, tenía tres hijos, estaba en la ciudad para el entierro de su padre, se dedicaba a vender seguros; luego, pasaron a temas más trascendentales: la situación del país en aquellos convulsos tiempos de la crisis energética, el fin de Vietnam y dimisión de Nixon.

Cada uno podrá encontrar ejemplos parecidos en su entorno por que no es este un hecho aislado. Pero no hay que ir tan lejos. Yo he tenido la suerte de viajar por toda Europa y parte del extranjero, moviéndome con mis inútiles conocimientos de inglés sin problema alguno y ¿porqué? Porqué el inglés no lo sabe tanta gente como nos hacen creer. Si quieres comprar una barra de pan en Bruselas, tendrás que señalar el género e indicar con la mano la cantidad (eso-stop-uno-stop), si quieres que te saquen una foto de grupo en París, se lo indicaras a alguien por señas y añadirás un siguplé, intentando no parecer muy cateto. Por que lo único que tiene que aprender uno para salir al extranjero es la forma de decir por favor y gracias en el idioma en cuestión, el lenguaje de signos hará el resto.

Todos los que hayamos vivido en una ciudada monumental (Charrajevo, Santiago, Toledo, Marian D´Or) sabemos lo que es tener que dar indicaciones o explicar alguna tradición (lo de los papeles de Charrajevo fue una locura). Lo importante no era dominar el idioma, puesto que nuestro interlocutor raras veces era anglosajón, sino la mímica. Yo les pedía que me dejaran el mapa y allí les trazaba el camino acompañóndolo de diversas explicaciones gestuales dignas de una película de cine mudo.

Y es que lo del idioma es una tontería. Yo vería más necesario aprender chino en sus dos variantes (cantonés y mandarín, que son como la noche y el día) antes que inglés. Y en cuanto a los presidentes de los gobiernos les exigiría un dominio de inglés, alemán, francés, español y chino o japonés, que para algo son los presidentes y tienen que dar ejemplo. No incluyo el italiano por que lo importante en el idioma es la comunicación gestual, y ante la imagen mental de Zapatero o Bush diciendo bajan culo con modo napolitano me entra un dolor agudo en el cráneo que no sé si será un aneurisma.

Así que lo dicho, apúntense a arte dramático en la especialidad de expresión corporal/gestual y déjense de Openings e historias, que los viajes al extranjero para "perfeccionar el inglés" son una de tomadura de pelo.

P.D.: tengo actualmente varios amigos viviendo en las Islas Británicason el fin de perfeccionar el inglés y lo único destacable para mí es que tendré un cúbiculo si decido volver a la pérfida Albión.

Documentales de indocumentados

De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda una nueva variantes de documentales: el jilidocumental. En él, un tipo o tipa (también se les puede llamar gichos/as o chorbos/as, lo que les parezca más despectivo) se pasea por el mundo mostrando su falta de respeto por las culturas y tradiciones propias de cada país. Vale que algunas nos puedan parecer extravagantes e incluso repugnantes, pero antes tendríamos que analizar las nuestras con detenimiento.

El programa pionero en este nuevo infragénero de documentales fue Lonely Planet, en el que un inglés, Ian Wright, nos hacía ver lo palurdos que son el resto de habitantes de la Tierra. Lo primero que debe observarse es que un INGLÉS el que se rie de las comidas, tradiciones y actitudes de los diferentes pobledores de nuestro planeta. Una persona que se ha criado comiendo pastel de carne, bebiendo té a las cinco y que, seguramente, considera al crickect como el deporte más emocionante del mundo no lo considero el más indicado para reírse de los demás, vamos, que tirando de refranero español, de putas habló la tacones.

En nuestro país ha surgido un émulo de este trotamundos irrespetuoso, y no ha sido otro que el más listo de la clase, Javier Sardá. En su nuevo programa, Duti Frí, se dedica a viajar por el mundo acompañado de algun amiguete haciendo el rídiculo. La excusa es la de contactar con españoles desperdigados por las tierras del Señor y "acercarnos" la realidad de ese país desde el punto de vista de estos emigrantes patrios.

La sensación de ascopena que produce la visión de cualquiera de los capítulos de la serie es inenarrable. El que más me dolió fue el episodio de dicado a Japón, emitido la semana pasada. Por mucho que nos pueda llamar la atención la cultura nipona no otorga permiso a que uno se burle de ella de la forma en que este "marciano" lo hace. Entre las imágenes que más rabia me produjo fue el ver a este neopaleto con un grupo de gente que se reune en la calle para practicar tai-chi, algo muy corriente en los países orientales (como aquí beber en la calle). Luego de infiltrase en el grupo, cosa que se puede hacer sin problema, el señor Sardá repartió capotes entre los nipones y se pusieron todos a hacer verónicas y pases de pecho como si de la feria de San Isidro se tratase.

La segunda escena lamentable fue el acompañar a un grupo de tunos (hay que joderse) en una ronda en un par de restaurantes. Ya que nunca lo había mencionado, creo que la tuna es una de esas execrables instituciones españolas que sufrido una degeneración que ha convertido en deleznable algo que fue un medio y forma de vida durante muchos siglos (no en los últimos 100 años). Nuestro querido colega Sardal se viste de tuno y comienza a hacer el subnormal (¿o tendría que decir el tuno?) en medio de un restaurante de sushi.

Estos dos momentos ocuparon gran parte del programa, el resto fue dedicado a un andaluz que se colgó de una japonesa y se fué a vivir para allá y en sus ratos libres se dedica a "rapear", o eso decía él. También nos presentaron a un bailaor flamenconipón que parecía salido de una película de Almodóvar. Así que ya me dirán. Nos reímos de la formalidad japonesa, de sus costumbres (que reconozco pueden parecer arcaicas, aunque aquí seguimos pegando a la parienta y decimos que es por su bien) o de su hermetismo con el resto de las personas, pero prefiero que se muestren perplejos por el honor, la seriedad o la puntualidad que por los toros, el flamenco y la tuna (dios, cuanto los odio).

Desde aquí me gustaría pedir por que se empiecen a emitir documentales en donde se trate a las gentes y a sus culturas con repeto, puesto que ello no implica el perder el asombro ante lo diferente. Pregúntense sino, ¿qué documental haría un Sardá kazajo, por poner un ejemplo, de este nuestro vertedero al que llamamos España? Sólo decirles que, cuando los de Lonely Planet pasaron por aquí, lo fliparon.

Ilustración de Idígoras y Pachi.

jueves, 7 de junio de 2007

Un caradura


Leo hoy que el señor Al Gore ha recibido el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por todo el rollo de salvar al planeta del calentamiento global. Me parece muy bien. Lo que no me parece tan bien es que nadie se acuerde que este personaje tuvo poder suficiente durante 8 años para poder liderar una auténtica revolución ecológica desde el gobierno de los EE.UU. Es más, suya era la misión de ratificar el Protocolo de Kyoto por parte de los USofA y no lo hizo. ¿Y ahora viene dándonos lecciones de buenrollismo ecológico? No me joda señor Gore, que no es usted mi tipo.

Al señor Gore habría que recordarle que durante el mandato de Bill Clinton en el que él fue vicepresidente saboteó el Protocolo de Kyoto al insistir en que las tierras de cultivo y los bosques se contaran en el porcentaje de reducción de emisiones, mientras que el acuerdo buscaba una reducción significtiva de la emisión de dióxido de carbono.
Aceleraron las prospecciones de gas y petróleo en tierras de propiedad federal a un ritmo que igualaba e incluso superaba el nivel de producción de la era Reagan. Y eso que fue una época sin crisis energéticas.
Aprobaron la venta de un terreno petrolífero en California, lo que constituía el mayor acuerdo de privatización en la historia de EE.UU., a la vez que abrió la Reserva Nacional de Alaska a las prospecciones petrolíferas (Bush sólo continuó con la labor).
Y el señor Clinton, fue el primer presidente desde Richard Nixon que no ha obligado a los fabricantes de coches a reducir el consumo de gasolina.
Todos estos datos están sacados del libro "Estúpidos hombres blancos", de Michael Moore.

El señor Gore nunca protestó por que se estaba ultrajando a la naturaleza que tanto ama. Si habeis visto su documental Una verdad incómoda, os fijaríais en como pasa de largo en lo del aumento de emisiones de dióxido de carbomo en el período 1993-2001 en el que el fue vicepresidente. No dice en ningún momento: uno de los máximos responsables de que esto ocurriera, fuí yo. No, el nos echa la culpa a nosotros, como todo buen político. La culpa es del ciudadano, cuyo único poder es el voto, que ejerce cada cuatro años y punto. Nosotros no podemos poner multas a las compañías que contaminen, ni crear un sistema eficaz de recojida de residuos (no querais saber donde acaban las bolsas que con tanto esmero preparais, separando residuos), no podemos denegar el permiso de construcción en un paraje protegido. No, nosotros somos ciudadanos y les otorgamos el poder a ellos para que hagan lo mejor para nosotros.

No sé si seré un romántico, por creer que los políticos son personas. sólo sé una cosa, si empiezan a despreocuparse de la gente, acabaremos poniendoles bombas, y no para reclamar la independencia de tal o cual territorio, sino por que se lo merecen. Prefiero tener un hijo violador que político; el violador puede joderle la vida a unas cuantas persoanas, el político le va a joder la vida a toda las personas que pueda.

martes, 5 de junio de 2007

Series americanas: sobre el final de Heroes (3 de 3)

Aquí estoy de vuelta, con un par de neuronas menos pero con las pilas algo más cargadas. Las anécdotas de este fin de semana las guardaré para un futuro post monografíco sobre Charrajevo. Pero yo he venido aquí a hablar de Heroes. Así que abróchense los cinturos y agarrense que vienen SPOILERS, aviso.

Durante este largo fin de semana he comentado con varios amigos el final de esta serie y pocas veces encontré tanta unanimidad: decepcionante. Una serie que había levantado tanta espectación no puede concluir de esa forma tan light. Pero empezemos por el principio.

El arranque de la historia nos presenta a una serie de personas que están notando que algo les pasa y no es que estén engachados a "Ana y los siete". La cosa es más grave, hay uno que sueña que vuela, pero es un sueño tan vívido que duda que no sea realidad; otro, un polícia, escucha cosas que nadie más puede oír; una animadora de 15 años es prácticamente indestructible gracias a su poder de regeneración; y nuestro héroe prferido, un oficinista japonés que puede moverse a través del tiempo y del espacio. Y en medio de todo esto, un doctor indio (de la India) vuela a New York para encontrar a su padre, un genetista que pasó su vida buscando a esta gente con poderes.

La situación inicial se verá completada con una organización secreta que busca a estas personas paa estudiarlas (y suponemos que para crear supersoldados y esas cosas, que en eso no han sido muy originales). La historia avanza con buen ritmo, con episodios gloriosos (los dedicados al padre de la animadora y al viaje del japones, de nombre Hiro, al futuro, en especial), con otros de transición, que tampoco hacen descender mucho el tono general de la serie. El meollo del asunto nos lo proporciona un pintor heroinómano que puede ver el futuro y que en una de sus visiones ve como New York es destruida por una explosión nuclear. Y eso es lo que tememos y esperamos durante toda la temporada. Todas las preguntas y personajes se articulan entorno a esa visión. Es tal la fuerza de la visión que hace temblar al malo de la historia. Sylar, el malo malísimo, es un tipo que asesina a gente con poderes para robarselos, tras cortarle la cabeza, pero la posibilidad de ser él el causante de la destrucción de la ciudad le hace tambalearse e ir a ver a su madre y confensárselo. Así que el momento final ha sido palnteado con tal fuerza que tiene que suceder como nos lo han contado. Incluso el capítulo en que Hiro, nuestro tiemponauta, viaja al futuro, ve una Nueva York recuperándose del golpe que supuso la explosión.

Y llga el capítulo final, tras un capítulo anterior en que las piezas fueron dispuestas con precisión para una batalla a todo o nada, llegamos a un anticlímax constante que es el capítulo final. Es un anticlímax por la simple razón de que no se produce ninguna sensación de tensión en su visionado. Los fans queríamos una batalla final entre Sylar y Peter Petrelli, una especie de Pícara (la de X-Men) que "aprende" los poderes de otros y el único que, a estas alturas de película puede hacer frente al malo. Y parece que la pelea va a llegar. Todos los personajes principales se encuentran en la plaza en donde lo que tenga que ser será. Y entonces... nada. Como un Barça- Madrid que acaba 0-0, la serie nos deja con una sensación de lo que podía haber sido y no fué. Estos tipos tendrían que haber aprendido de oras series que saben dejar las cosas en alto, con ganas de ver la siguiente temporada ya, dejándonos hábidos de cualquier noticia, cualquier fichaje para poder especular sobre lo que pasó o pasará con los protagonistas.

Y lo peor es que nos están acostumbrado a finales de mierda que nos hacen dudar de ponernos a ver una serie. Menos mal que los guinistas de Perdidos saben lo que se hacen, aunque eso, es otra historia que será contada a su debido tiempo.