miércoles, 18 de marzo de 2009

El gen egoísta (muerte y destrucción)

Esta entrada incluye revelaciones sobre la quinta temporada de Perdidos, así que no sigáis leyendo si no habéis visto todos los capítulos.Así que OJO SPOILER.


En la quinta temporada de Perdidos se nos plantea la vuelta de los Oceanic Six a la Isla. La misión de convencerles es de Locke quien saldrá y visitará a cada uno de ellos para hacerles ver que tienen que volver. Es aquí donde se produce un hecho apenas comentado, al menos entre mis amigos: los que salieron de la Isla son unos egoístas que no se plantean en ningún momento en ofrecer la oportunidad a los que se quedaron, de salir de la Isla. Ninguno quiere volver a pesar de que, mientras ellos viven a cuerpo de rey gracias a la millonaria indemnización de OceanicAirlines, los que quedaron atrás siguen viviendo en la selva sin agua corriente, ni camas mullidas, ni TV, ni coches, ni restaurantes, ni hospitales, ni...

Me gustaría que los que se quedaron en la Isla los reciban mal, los ignoren y traten de amargarles la vida, haciéndoles pagar su retraso en la vuelta. Uno puede entender que esperaran un año, que dejaran que las aguas se calmaran, pero no que vengan tarden tres años y que vuelvan casi a punta de pistola.

Entiendo sus temores, por que igual esta vez no logran salir de la Isla; pero si ellos tienen ese temor, tendrían que sentir su traición a los que dejaron atrás. Por mucho que ellos logren salir, pertenecen a un grupo. Jack no se cansó de repetir que estaban todos juntos en esto. Si no estaban suficientemente unidos, morirían solos. Pero rápidamente se sube a ese helicóptero para irse cagando leches. La verdad es que espero que todos los que salieron de la Isla mueran de forma cruel y dolorosa, salvo Desmond que no es más que un pobre títere en este teatro del espacio-absurdo-temporal. Quiero ver los sesos de Jack esparcidos sobre la encimera de LaFleur, quiero a Kate sodomizada por el humo negro, quiero que Hurley pase por la tortura de la gula de Seven, quiero a Sun enterrada viva y a Sayid sufrir alguna refinada tortura china. Quiero que comprendan que su egoísmo les costó tres años de sus vidas a todos los que se quedaron.

Y quiero que el final de Perdidos sea el asesinato de Ben cuando, por fin, nos va a revelar la Verdad de todo y, por primera vez, vaya a ser sincero totalmente. Nos quedaremos sin explicación, que a estas alturas me da igual, sólo quiero ver muertos aun montón de personajes egoístas yrastreros que se convierten en aprendices de Ben.

domingo, 8 de marzo de 2009

Simplemente Eastwood

Si os consideráis hombres y mujeres de bien, estáis tardando en ir a ver Gran Torino. Si no, alejaos de mi vista.

Y aquel que vuelva a pronunciar una frase de El precio del poder como si fuera la frase más jodidamente molona del mundo, que se lo haga mirar por que Walt Kowalski es dios e incluso Bender así lo reconocería.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Críticos analfabetos

De primeras quisiera excusarme por no haber dado señales de vida en las últimas semanas, pero se que la sorpresa y la incertidumbre siempre es bien recibida. Seguidamente comentar en breves trazos ciertos temas que han acontecido en el último mes:

- el primero, evidentemente, son las elecciones gallegas y vascas. Sólo decir que en Euskadi nos vamos a divertir un huevo con el PSOE y el PP apoyándose sólo para joder al PNV. No creo que los Monty Python hubieran podido escribir un sketch mejor que este que se abre en las Vascongadas; de las gallegas, nada que comentar, pero sí el PSOE y el BNG quieren llegar algún día al poder de nuevo tiene que empezar por pegarse un tiro en la cabeza. En los cojones no pueden por que no tienen y en el pie ya se lo han estado pegando durante los tres años y medio de legislatura.

- segundo tema: los premios cinematográficos que nos inundan en febrero. No sirven para nada. Películas cuyas campañas de promoción para los Oscar tienen un mayor presupuesto que para la película en sí no merece consideración alguna. Además, el triunfo de la pelicula de Danny Boyle es puro politiqueo. Lo de Penélope mejor no comentar. Menos mal que Sean Penn ganó el Oscar por otra brillante actuación y no ese espantajo que es Mickey Rourke que sólo ha actuado bien en La ley de la calle y en El luchador.

- no puedo dejar de comentar la vuelta de Perdidos y de Muchachada Nui. Las dos me sulibeyan de forma diferente pero con la misma arma: la estupefacción ante el giro más inesperado dentro de lo esperado. Cuando te hablan del guión te dicen que tu máxima ha de ser sorprender al espectador con lo que secretamente espera. Cada uno a su manera, los dos productos lo consiguen.

Y llego ahora al meollo del post la crítica de las críticas y de los críticos. La semana pasada me vi asaltado por un catarro cuasi épico a juzgar por el volumen, consistencia y cantidad de lemas y mocos expulsadas de mi cuerpo cual niña del exorcista. Durante la convalencecia en cama devoré varas películas que me ayudaran en el proceso de mejora. Películas como Los Goonies, El secreto de la pirámide, El último gran héroe o Tropic Thunder.

Más de uno estará pensando que el catarro fue más bien una gripe española que me secuestro el raciocinio pero reto a cualquiera a depreciar en una crítica los valores cinematográficos (amén de los plenamente lúdicos) de cualquiera de las obras citads. Entrelas películas que vi estaba una comedia romántica titulada Adictos al amor, película de 1997 con Matthew Broderick y Meg Ryan como portagonistas. Ahora es cuando TODOS pensaios que se me ha ido la olla del todo: la película es una de las mejores comedias románticas de los últimos 20 o 30 años. Por supuesto muy por encima de mierdas entronizdas como Cuando Harry encontró a Sally o Algo para recordar.

Tras ver la película me puse a buscar toda crítica que pudiera encontrar. La verdad es que google no ayudó mucho pues la mayoria de los enlaces eran sólo reviews con una sinopsis y una valoración de o a 5 estrellas. Pero este fin de semana tuve que ir a Vigo y encontré la Cinemania y la Fotogramas que hablaban de la película. En ambas la despachaban rápido, como una película más de Meg Ryan sin entrar en sus cualidades cinematográficas en ningún momento. No leí lo acertado que resulta que al personaje de Matthew Broderick se le enfoque siempre con teleobjetivos que difumionan el fondo y que representan muy bien como él ve el mundo puesto que astrónomo; o el juego de luces y sombras que avanzan y retroceden al ritmo de las diferentes relaciones establecidas entre los cuatro protagonistas de la película; o como la locura en la que se ve sumergido uno de los personajes se ve reflejado con rupturas del espacio.

Todos estos elementos le son ajenos al espectador de a pié pero no a aquel que estudia el cine, o trabaja en él a nivel artístico (el que curra de eléctrico o de constructor de decorador le importa una mierda lo artísitco de su trabajo, salvo alguna excepción). Tampoco debería serlo para aquel que con sus palabras puede hundir o elevar una película, con todo lo que esto conlleva. Lo peor de los críticos de cine es que hablan a partir del gusto, algo que es particular e intransferible. La mayoría apenas tiene formación audiovisual por lo que desconocen una gran parte del trabajo intelectual que hay que realizar previo a la filmación: ¿emplearé objetivos normales o angulares? , ¿la luz ha de ser dura o difusa?, ¿el actor mueve la cámara o la cámara tiene movimiento propio? y así cientos de cuestiones. Y cada una de ellas influirá a un nivel subconsciente en el espectador que no podrá expresar correctamente por que entiende que el protagonista no mire a los ojos de un personajes en concreto o de por que se va con otro cuando todo nos indica que puede conllevar un peligro. Desde el mismo título hasta el tipo de letra de los títulos de crédito es fruto de una reflexión (o debería serlo) por parte del director y de su equipo para lograr expresar cien mil conceptos con una sola imagen.

Por todo esto declaro la guerra a los críticos analfabetos cuya única credencial para ejercer su derecho a la influencia es su cinefília. Por que hay que recordar que un crítico no está dando sólo una opinión, esta influyendo en un grupo de personas y por ello debemos exigirles una formación.