miércoles, 30 de diciembre de 2009

Autopormoción

Si lo hace la Ana Rosa o la Susana Griso yo también puedo hacerlo. Os dejo aquí el trailer de la serie que estuvimos grabando durante este año. Esperamos subir los capítulos en breve para que los disfrutéis, pero no queremos eclipsar la última temporada de Perdidos, por lo que esperaremos un poquito todavía.




Fluya la bílis, dijo mi vesícula

Cómo quiera que aún tengo algo de bilis, en parte por las copas de ayer, quiero volcarlas aquí antes de que caigan en retrete roto. Ayer fuimos de cenilla navideña y acabamos en una discusión acerca de ciertos artistas sobrevalorados. Aquello me ha dejado un cierto regusto en el paladar que quiero verter sobre este, vuestro blog amigo.

-Va un post largo, aviso-

LA LISTA DE LO MÁS SOBREVALORADO DE LOS ÚLTIMOS AÑOS (en el mundo del cinema):

Primero comenzaré por una serie de directores que me parecen una tomadura de pelo. Algunos se ocultan bajo un discurso pretenciosamente despreocupado (Gus Van Sant), otros creyéndose portadores de una tradición que nunca fue suya (Ridley Scott), algunos aceptando etiquetas que les quedan muy grandes (Jude Apatow), otros se creen artistitas de tal nivel que todos somos basura (Jaime Rosales) y otros por impostores (Alejandro Amenábar).

Alguno más hay por ahí suelto pero creo que con estos vamos servidos por ahora. Empezos a verter mierda sobre ellos por mero placer y divertimento de la masa:

-Gus Van Sant: su discurso superestilizado no me va. La fotografía de sus últimas películas desde Elephant será muy buena pero sus historias son tan simples como la de tan vilipendiada Avatar y nadie dice nada. Aparte de su fijación con que todo el mundo es marica. Lo siento pero lo bonito de todo esto es que hay diversidad en cuanto a filiaciones sexuales. Sólo salvo sus primeras películas -Mi Idaho privado, Drugstore Cowboy- por demostrar una mayor maestría (hay que joderse) de los recursos cinematográfícos. Luego le salió bien la cosa de Elephant con la palma de oro en Cannes y se tiró a descansar, haciendo siempre la misma película estilísticamente. He de reconocer que no he visto Harvey Milk en donde las cosas cambian, pero el resto de truñacos no le van a salvar el culo.

-Ridley Scott: a pesar de haber realizado dos obras maestras (y el quiera discutir esto ya sabe donde encontrarme) como Alien y Blade Runner; adem´sa de una película interesante como Legend, el señor Scott ha vivido de rentas desde entonces. Sí, no me gusta Thelma & Lousie, película por la que pasan los años como por encima de Geena Davis. Desde entonces ha ganado un Oscar a mejor película con , hay que joderse, Gladiator, una tv-movie de las que gusta Defeca 3 para rellenar sus noches de fin de semana. Ha perpetrado atentados morales como La teniente O´Neil o El reino de los cielos. Ridley, amigo, déjalo. Ahora pretende hacer una precuela de Alien. Yo voy afilando las estacas que le pienso introducir por el glande.

-Jude Apatow: lo de este tío no lo entiendo. La comedia siempre ha sido un género muy perro. Lo que hoy hace gracia, mañana es chusco y soez. Y Apatow es el canidato número uno a caer bajo esta fuerza incontrolable que es el tiempo. Los críticos se postran a sus pies como slavador y renovador de la comedia. Nunca me hizo gracia y sus actores fetiche no me parecen nada del otro mundo. Menos mal que la comedia está a salvo gracias a Ben Stiller, que si no...

-Jaime Rosales: o el tipo raro que siempre posa con una actitud que dice: sí, soy artista, creador de concepto audiovisuales. El señor Rosales es una de esas personas que entran en la categoría de "celebritis chanantes" reales. Él es su mejor caicatura con ese cine concebido como pieza de museo donde la forma lo es todo y ni siquiera es una forma estimulante. Los críticos lo adorarán, pero los críticos son escoria, son el detritus de una sociedad cuyos valores han sido salvajemente violados por el capital y el snobismo, es decir, por el arte contemporáneo. Y Rosales, como una especie de Van Sant de chichinabo, es uno de sus exponenetes. Espero que se apruebe la nueva ley de cine para que nunca pille una subvención que le permita levantar otra película.

-Alejandro Amenábar: de este apropiador de lo ajeno, aprendiz de todos y mal estudiante pero hábil copista de éxamenes de reválida poco quiero decir por que todos tenemos una vida y el tipo este dá para mcho. Después de sus dos mejores películas (Tesis y Abre los ojos) nos empieza a entregar plagios mierdentos (Los otros sobre la película Suspense); un drama de sobremesa de fin de semana con trucos más que vistos (Mar adentro) y la última superproducción (Ágora)q ue no pienso ver a no ser que me la pasen pues ni siquiera pienso gastar ancho de banda en ella. Y un apunte más para cerrar, José Luis Cuerda no le produjo Tesis asi por que sí; el papá de Amenábar es una persona con pasta y amigos que ayudaron al niño a tirar para adelante.

Acabados los directores (aunque aún habría alguno más) pasemos a una serie y una película que cristalizan mis mayores acceso de vómito: Mad men y El Luchador.

La primera me parece el mejor producto a nivel visual que ha realizado televisión alguna jamás. Ni Brothers in Arms ni su puta madre en cueros. Pero está tan vacía, es tan snob decir que te gusta esa serie que me provoca arcadas. Y eso que me interesa lo que cuenta, los personajes, la época el empaque visual, pero le falta lo que hace que ames una serie (como se demuestra con ese fenómeno que es True Blood) que es el ALMA. Mad men es como una modelo sueca: perfecta, de largas piernas, de rubísmo pelo, de cuerpo esculpido por dioses, pero más insípida que chupar el pomo de una puerta. Y por desgracia para ella, existen demasías series que nos han enseñado que no hay que ser una perfección estética para ser la mejor, que buscamos algo más. Llámale encanto, sex-apeal, charme o lo que sea, Mad men carece de ella. Sólo he visto la primera temporada, pero ya la elogiaban entonces así que hago mi citca extensiva a todas las temporadas.

Y ahora vamos con el amigo Darren Aronofsky cuya mejor jugada ha sido amancebarse con ese pedazo de mujer que es Rachel Weisz. La película de El Luchador me parece un corto demasiado largo. Una historia mínima que se estira, siendo las peleas lo único interesante. Las peleas y Marisa Tomei que demuestra que está todavía muy buena a sus 45 años. Por lo demás una variante del recurso Van Sant: seguir al personaje durante minutos hasta que tengamos metraje suficiente para que sea considerada un largometraje. Y Mickey Rourke no lo hace bien, ni mal, es simplemente él mismo. Se ganó la vida como luchador de segunda vida desde su descenso a los infiernos tras su reinado en los ochenta, con lo cual su actuación no tiene nigún mérito.

Voy hacer una mención especial del jurado a la saga de El señor de los anillos, películillas torpes y carentes del genio narrativo que tanto se pregonaba en su momento. Cada año que pasa las van colocando en el lugar que les corresponde: el fondo de un río pantanoso en un cofre cubierto de cemento. No midamos la calidad de un largometraje por las dificultades que conllevaron su realización sino únicamente por el resultado.

Y para acabar voy a remitirme a un concepto del que ya os he hablado, las películas independientes (en especial de Fox Silverlight) y el otro es un concepto nuevo: los festivales de cine y los premios en general.

Los festivales de cine son ese sitio donde un grupo de personas programa las películas que les gustan y que muchos nos preguntamos como puede haber gente que inverta en eso. Además se dan premios sin ton ni son atendiendo más a razones geográficas (localismos pueblerinos) que a cuestiones cinematográficas. Salvo la Palma de Oro en Cannes, que en los últimos años ha mantenido un nivel muy alto; la mayoría de los premios se entregan al director protegido del festival de turno. Peor son los premios de las Academias sean los Goyas o los Oscar que son fruto de los millones invertidos por las productoras. Remitiéndome a la "fantástica" saga referida anteriormente, cada uno de los 11 premios recibidos por su última entrega les salieron a sus productoras (con New Line Cienma a la cabeza) le salieron en unos 8 millones de euros en regalos, publicidad intensiva y ciertos métodos de persuasión. No olvidemos que los hermanos Westein también participaron de la financiación.

Y con esto concluyo este vertido de materia fecal-corporal. Sé que no he profundizado en muchos aspectos de cada ser que pulula por este post, pero os jodeis. Si quereis más, os montais un blog y lo escribis vosotros.

Sin más, se despide vuestro más humilde recitador de verdades desde este, vuestro blog amigo.

Post Data (30-12-2009 16:47): Una reflexión para el año que viene: un travelo vestido de popera, ¿es un emo? ¿o un visual key? ¿o la reina Sofía?

domingo, 27 de diciembre de 2009

Las surfistas feminazis no saben nadar

Aquí llegó dispuesto a dejar el 2009 de la misma forma que lo empecé: dejando claro que la gente no tiene ni puta idea de nada, y punto. Los dos temas que quiero abordan son dispares pero tienen un punto de unión más evidente de lo que parece: por un lado, la nueva película de James Cameron, Avatar; por otro, mi hartazgo a nivel personal de las feminazis y todo el entramado político que las apoya. Ya vereis que piruetas doy para pasar elegántemente de un punto a otro.

-Punto 1:

Lo primero, Avatar es otra (si digo otra) obra maestra en la carrera de este cabrón con pintas que es James Cameron. Un director que todos los que trabajan a sus órdenes describen como despótico y muy cabrón pero que rueda la acción como nadie lo ha hecho. Ya sé que el argumento de la película es trivial y simple, como lo son el de todas sus películas. The Terminator no es que sea Shakespeare precisamente; ni Aliens, el regreso; ni The Abyss. Por que eso no le va al bueno de James. A él le importan una mierda los argumento complicados. Sus películas son de buenos y de malos. Desde el minuto uno sabemos que el chico se queda con la chica después de salvarla de alguna criatura o ser raro. Cierto que en Titanic no pase eso, pero en Titanic la protagonista es ella, y el tito James, en un detalle de coherencia interna, la castiga por enamorarse el bobolapicha del DiCaprio. Si hubiera tenido a Michael Biehn, la cosa hubiera sido muy diferente.

James, Jimmy para los amigos siempre ofrece lo mejor de lo mejor en cuanto acción. Incluso una película como Mentira arriesgadas, marginada y vilipendiada por críticos de medio pelo que jamás se podrían acercar a su genio ni aunque John Ford los sodomizara al son de las palmas que marcara Hitchcock, es una jodida obra maestra de ese género que parecía muerto que era la película de ACCIÓN. Por que hacía años que no veíamos una película de ACCIÓN como las de los ochenta, en donde el argumento era una escusa para pegarnos el culo al asiento y dejarnos 164 minutos (si, 2 horas y 45 minutos) embobados con una película que algunos, necios e ignorantes, se atreven (hay que joderse) a calificar de simple y bobalicona. En momentos como este me gustaría que la pena de muerta fuera restaurada.

El bueno de James, Jimmy, Jim se gusta desgranado una historia que no por simple debe ser contada con un ritmo suave. Esto no es una mierdipeli del puto Michael Awesome Bay. Esto es cine de ACCIÓN. La acción no es mover la cámara como si un jodido enfermo terminal de parkinson la llevara; no es música cañera y cámaras lentas supermegahipermolonas. El cine de ACCIÓN exige una claridad en su concepción, planteamiento y desarrollo que sólo está al alcance de muy pocos en la actualidad (ahora mismo sólo JJ Abrams con Mission: Impossible III y Star Trek, y el bueno de James Cameron). Si hay que tardar una hora en poner las cosas en marcha, se tarda una hora y punto. Además, no tarda una hora. Desde el momento en que el protagonista se introduce en su Avatar comienza el segundo acto de la película, lo cual desmonta esa teoría que la película tarda en desarrollarse. El desarrollo de la historia debe ser pausado por que no paramos en ningún momento de recibir escenas de ACCIÓN: la primera persecución; la persecución nocturna; la iniciación,... Todo está dispuesto para el ENTRETENIMIENTO, palabra que los putos magnates de Jolibú han olvidado, a pesar de ser lo más importante: por que las películas pueden hacerte pensar más o menos, pero siempre te tienen que entretener, aunque sea haciéndote reflexionar.

La revolución que pregonaba Cameron no fue entendida por gran parte del público. El tito Cameron nos demuestra que el 3D no va a modificar la forma de rodar una secuencia, sólo va a aportar una serie de elementos, que bien aprovechados, pueden ser la rehostia. Pero la película sigue funcionando en 2D como me han comentado algunos amigos. El tercer acto, con la batalla en el cielo y el la superficie del planeta demuestra como contar una batalla en dos escenarios, con múltiples puntos de atención y sin que en ningún momento nos perdamos. Todo está perfectamente hilvanado, con precisión suiza.

Otro factor a destacar es el puramente tecnológico. Los gráficos por ordenador son jodidamente impresionantes, siendo un 90% de la película pura imagen sintética. Lo que más me asombró es el sistema de captura de movimiento y expresiones que convierte a estos bichos azules en actores de pleno derecho. Los actores principales están todos perfectos en unos roles muy difíciles por tan estereotípicos como son. Tanto Sam Worthington como Zoë Saldana están perfectos en unos papeles muy difíciles por transcurrir gran parte bajo el maquillaje digital.

Y, ahora viene la pirueta, vamos a hablar de como cuida James Cameron a sus personajes femeninos, dándoles siempre la parte más importante e interesante de la película. Demuestra el bueno de Jim, Jimbo, que para el tanto el hombre como la mujer son iguales en lo esencial: seres que sufren, que aman, que luchan, que desean, que viven. Hay que notar que sus personajes femeninos son siempre fuertes, mujeres que llamamos de armas tomar o, lo que es lo mismo, mujeres sin prejuicios. Las mujeres de Cameron son reconocibles como mujeres en todo momento sin caer en el estereoptipo cutre machista. En ningún momento son hombres con tetas y vagina como las feminazis que últimamente surgen desde todos los rincones. (¿Habéis visto como hilo?) Esto nos lleva al

- Punto 2:

Las feminazis, seres con apariencia externa de mujer pero con cerebro de falangista transexual. Gente que no entiende que el problema de que un hombre le dé una paliza a su esposa no se va a arreglar por que a otra mujer se la llame Juiza o Lideresa. El problema de este grupúsculo de imbéciles es que no quieren ayudar realmente a la mujer. Si así lo quisiera, lo primero que reivindicarían es una igualdad de sueldos ante el mismo trabajo, o que ante una agresión la pena sea la misma si el agresor en un hombre o una mujer. La razón de esta última propuesta es muy simple: si aceptamos la diferencia entre el castigo recibido por una agresión de un hombre a una mujer y el de una mujer contra un hombre, estamos aceptando la debilidad de la mujer frente al hombre tanto física (que es menos discutible) como psicológica (donde no hay diferencia que discutir). La mujer ha de ser tratada igual que el hombre en todos los supuestos y casos salvo en el tema de la maternidad por un motivo obvio: las que dan a luz son las mujeres. En el resto ha de primar la igualdad. Y lo mismo en cuanto a la tutela de los hijos en divorcios y separaciones.

Pero las feminazis nunca entenderán esto. Por que ellas no luchan por los derechos de la mujer; ellas hacen méritos para que la mujer se convierta en los judíos del siglo XXI: pasar de ser considerada víctima de forma unánime, a que la gente diga algo habrán hecho. Las feminazis también tienen sus contradicciones como caer bajo el embrujo de la propaganda y la publicidad llevando conjuntos y estilos a la moda, convirtiéndose en una marioneta más de un sistema que lleva décadas tratando a la mujer como una simple tarjeta de crédito con patas.

Y con esto despedimos el año 2009. Espero que los reyes magos me traigan el cargamento de bilis que les he pedido para poder compartirlo en este, vuestro blog amigo.



Fuente de la imagen: Runtime comics.