sábado, 29 de diciembre de 2007

Reaggeton del Programador

En este día de los inocentes que mejor terminar con una sonrisa y una cancioncilla. Aunque tiene base puertorriqueña tiene alma de C++. Es curioso como se puede usar algo que da cierto asquillo para montar un video con cachondeillo del bueno.


martes, 11 de diciembre de 2007

De ropa interior

Sólo un breve comentario a la vuelta de Fernando Alonso a Renault. En mi pueblo a eso le llamamos una bajada de pantalones y ser un rajao: rajao por largarse cuando las cosas pintan feas y hay que dar la cara; bajada de pantalones, por que con lo mal que salió de Renault, ahora vuelve con su amigo de toda la vida Flavio, quien también le gusta bajarse el pantalón para firmar con un excremento el contrato qu eunirá de nuevo a Alonso y a la marca francesa por unos 20 millones de euros por cada una de las dos temporadas por las que firmó.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Al hilo del comentario anterior me ha surgido una curiosa reflexión. Las fotos a las que me refiero llevaban "extraviadas" varios años. Mi me mente había construido un recuerdo totalmente nuevo acerca del motivo que aparece en ellas. Y eso me lleva a pensar sobre cuantos de nuestros recuerdos son reales más allá de la mente. No en plan "Blade Runner", sino en cómo la mente transforma los recuerdos, rellenando los huecos como si de una ilusión optica se tratara.

Es curioso el modo en que se organizan muchos recuerdos y como cambian más o menos si son verbalizados o transmitidos a menudo. Si contamos una anécdota, esta se irá enriqueciendo cada nueva vez que sea repetida, viendose el proceso ayudado por la complicidad del interlocutor, esto es, que dependiendo de a quién se lo contemos añadiremos unos u otros detalles para transmitir lo mismo, el quid de la historia. Con el paso del tiempo, crearemos una fórmula asentada que funciona con cualquier interlocutor e introduciremos a penas cambios, como mucho, cambiaremos alguna muletilla o expresión para adecuarla a los tiempos que corran.

Por ello, al final, nuestro recuerdo se mezclará con la anécdota de tal modo que no distinguiremos entre el recuerdo real, que siempre "estará ahí" y los añadidos debidos a su transmisión.

Pero peor es cuando un recuerdo a penas lo verbalizamos, o nos piden que lo hagamos pasado una buena temporada. Entonces el recuerdo podrá dirirgirse en dos direcciones, básicamente: una, que se verbalize en forma de la idealización del recuerdo real; y dos, que transmute su forma convirtiendose en una historia apenas cercana al recuerdo real. Mientras que la primera posibilidad no es más que visión superlativa y positiva del hecho, la segunda es una nueva historia que a penas tiene en común con la realidad el hecho de que tú protagonizas los dos.

Es por todo que a veces, cuando miro una foto intento ajustar el recuerdo que tengo con lo que me muestra la imagen, ya que es la única prueba que tengo de como eran las cosas en realidad. Esto me conduce a mi segunda reflexión ¿qué recordarán los niños en el futuro? Vivimos rodeados de aparatitos electrónicos que captan imágenes pero luego quedan almacenadas en forma de unos y ceros dentro de los discos duros o los CDs, pasando a formar parte de la nueva memoria, la virtual, que es igual o más propensa a sufrir cambios en las informaciones que guarda. Por ello, me sigo preguntando ¿podrán los niños del futuro como era su infancia?

El Papa Negro

Últimamente no paro mucho por aquí, y no se bien la razón. Tengo ganas de comentar muchas cosas (la tercera temoporada de Weeds, por ejemplo) pero mi mente no está por la labor. Si ahora me pongo a escribir esto es por no acabar bajo toneladas de excrementos mental.

No tengo nada que contar y tengo mucho que decir, o al revés, o igual no, yo qué sé. He cumplido mi primera semana de trabajo, en una pequeña productora (tan pequeña que sólo estamos el jefe, su mujer y yo) pero no tengo horario y tengo libertad total a la hora de montar los videos. Pero tampoco me apetece hablar mucho de ello y si lo pongo, es por informar.

Y no creais que en estas semanas no se me han ocurrido comentarios. Algunos crecían en mi mente y se estructuraban de forma completa mientras iba de camino al trabajo o al volver de él. Pero no tengo ganas. Estoy bajo los efectos de la desidia, una amiga, un quiste, una hermana siamesa que siempre ha estado pegada a mí. Y lo peor de todo no es el efecto que provoca sino que lo único que me reconforta son dos fotos que le hice al Papa hace ya unos lustros.

Cuando JuanPaaún era un mozo polaco robusto aunque un poco temblón tuvo a bien beatificar a la fundadora de la congregación a la que pertenecía mi colegio. Con ello surgió la oportunidad de un viaje en autobús hasta Roma para ir a la misa y esas chorradas. Ya en el Vaticano, se celebró una misa para los de nuestra congregación oficiada por JuanPa. Allí le tiré una de las fotos y, recurriendo al tópico, todo comenzó.

¿Qué comenzó? Una suerte de maldición que me mantiene casto y puro a pesar de mis infructuosos intentos de romper el maleficio que contra mi persona emitió el Brujo Católico. Alguno os estareís preguntando que como fué posible quie esto se produjera, la solución es que, en un arrebato adolescente, la chavalada de mi colegio nos abalanzamos sobre SuSan(tidad) para chocarle la mano cual si se tratara de Kurt Cobain redivivo. Y fue en ese preciso momento en el que mi mano derecha, ya por entonces pecadora, entró en contacto con la suya. Sólo recuerdo que un leve hormigueo recorrió mi cuerpo, desde la punta del dedo corazón de la mano derecha, hasta el dedo meñique del pie izquierdo. En aquel momento, el pardillo que un día fuí y que sigo siendo no se percató de lo que había pasado. Y lo que había pasado es que el muy cabrón me había ungido, su predecesores cuando elegían a un campesino o un pescador para que levantara una iglesia en Antioquía o en las fuentes del Nilo azul.

Aquel simple gesto, dos manos que apenas se rozan, como si se tratara de un mano frente al reflejo inalcanzable, me convirtió en un pobre demonio cristiano anti-eclesiástico que algun día aceptará su destino y llevará a la Iglesia de Roma hasta su victoria final. Me convertiré, pues, en el Papa Negro que profetizó Nostradamus y el fin de los tiempos estará muy cerca. Por si JuanPa me eligió para que liderara a los ejércitos de Jerusalem contra las hordas heréticas la cosa pinta muy mal.