jueves, 3 de mayo de 2007

Si tengo una hija fea, le diré que se haga popera.

Tras este título tan rimbonbante como verso de Baudelaire, o como se escriba, se esconde una máxima que todo padre de a bien debería conocer. En estos tiempos que corren volvemos a unos tiempos en donde las feas vuelven a tener su lugar en el Olimpo de los Güays. Como había ocurrido con anterioridad en los años sesenta- setenta con la explosión hippie, y en los ochenta en general (en esa década no se salva ni dios), las feas están de enhorabuena.

Alguno que no haya reflexionado sobre este tema puede que se este preguntando cual es la razón que me lleva a afirmar tal cosa. La respuesta es sencilla: el uniforme popero y, sobre todo, los diferentes peinados que cubren parcial o totalmente la cara ayudan a estas chicas no muy agraciadas en los físico a triunfar. ¿Cómo? Es difícil remarcar todas las causas pero me aventuraré con algunas: el uniforme incluye ciertos elementos que desde hace tiempo se consideran fetichistas como la corbata, vestidos de colegio (ou yeah), tutús (si y yo-yó´s) y un cierto look desarreglado-pero-muy-limpio-eso-si que les da un no sé qué, que qué sé yo que nos gusta. La adopción del uniforme poperil ayuda a que pase desapercibida la casi total carecia de pecho de la que adolece este sector femenino. Así como el look andrógino que ayuda a que esa cara, más digna de un Picasso que de un Monet, no parezca atractiva. La realidad es que muchos, al día siguiente, cuando nos despertamos y miramos a la chica bañadas por la luz de la mañana nos volvemos a preguntar: ¿qué he hecho mal?.

Otro elemento es la actitud. Van de duras pero luego, lo mismo de siempre. Uno va tener que hacer el trabajo sucio (¿para cuando una verdadera liberación femenina?) y acercarse. Darle conversación y sacar temas como los strokes y cosas por el estilo (no saben hablar de temas con una antigüedad mayor a cinco años). Pero nos acaban engatusando. Bueno, eso no es muy difícil teniendo en cuenta como somos los tíos.

Pero el elemento, más que ningún otro, que hace que triunfen es que las feas siempre son más agradecidas, ¿o no? Y eso lo sabemos todos. Y como este sector está compuesto en un ochenta por ciento de chicas feas o poco agraciadas, las posibilidades de triunfar se disparan.

Sí, si tengo una hija fea, le diré que se haga popera,
que lleve camisetas con muchas rayas,
y se deje un flequillo que le tape la cara,
y con la corbata siempre dispuesta
a escucharse el último de Los Planetas.
(Como ponga música a esto me voy a forrar,jejeje)

2 comentarios:

B. Durán dijo...

jajaja muy bueno! la cosa es que muchas poperas son bolleras!!

Maik dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.