Acabo de leer el blog de Alex de la Iglesia (blasfemandoenelvrticedeluniverso.blogspot.com/ ) y por mucho que diga, le aprecio por su perseverancia. Estoy acabando la carrera de Comunicación Audiovisual y he participado en varios rodajes. Sé lo que es la locura y el caos de la búsqueda de la magia de la pantalla y por ello admiro que alguien tenga cojones para escribir en un blog después de un día de rodaje, y más si ha sido un día jodido.
La perseverancia es una extraña cualidad. Yo no la poseo, y la mayoría de la gente tampoco. Y es algo que nos quita de realizar gran cantidad de proyecos que tras un breve tiempo son abandonados. Y en el mundo del cine la perseverancia, o fuerza de voluntad, es algo indispensable. Un corto, una película, un documental,... no son ejercicios improvisados, son auténticas carreras de fondo que exigen estar al 100% odos los días.
Por otro lado, supongo que los filósofos (no hay que olvidar que eso es lo que estudió el señor de la Iglesia) son expertos en esta cuestión. Sin una fuerza de voluntad a prueba de bombas termonucleares no podrían establecer sus conclusiones acerca de las cuestiones fundamentales del ser humano. No me imagino a Platón en pleno proceso de escritura de La República (un libro bien gordo lleno de muchos razonamientos y exposiciones brillantes) decidir que seguiría "mañana", ese tiempo verbal, futuro imperfecto, en el que todas las tareas pendientes tienden a realizarse: "Esta metáfora de la caverna me está quedando de puta madre, me bajaré al bar a celebrarlo con unas copas de hidromiel y ya lo terminaré mañana".
En fin, que no hay nada que se pueda terminar mañana, pero por si acaso, hagamoslo hoy.
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