Siendo el verano una época para estar relajados, disfrutando del sol, del tiempo libre (aún sin tener vacaciones) y pasar ratos agradables con los amigos, creo que es hora de reinvindicar la risa y lo difícil que es crearla, sobre todo dentro de los medios artísticos.
Escribe hoy Javier Marías un espléndida columna en El País donde ensalza lo duro que ha sido para los grandes cineastas dedicarse al género cómico. Grandes genios, tanto detrás como delante de la cámara, vieron ninguneados sus nombres de los palmarés de los más importantes premios por dedicarse a eso "tan fácil" que es la comedia.
Mientras que el drama es un género eterno, dado que las preocupaciones y los motivos de aflicción de los hombres han sido siempre los mismos (la esencia del hombre, la supervivencia, las decisiones tomadas,...); no hay, en cuanto a la comedia, estándares que ayuden a crear una sonrisa (ya no digo una carcajada) en un contexto global. Mientras que un indígena del Amazonas puede simpatizar fácilmente con Meryl Strep en La decisión de Sophie, es más difícil que pueda establecer una relación similar con el Cary Grant de La fiera de mi niña o "ese gran, grandísimo actor polaco, Joseph Tura" del Ser o no ser de Lubitsch. Por ello cuando una comedia aguanta cincuenta, setenta o incluso cien años debemos creer que hemos sido unos imbéciles al pensar que aquellas risas que brotaban de nuestras gargantas cesarían en unos días. Pero no es así, seguimos siendo cómplices de ese pequeño vagabundo que juega con unos panecillos, con el hombre de rostro impertérrito, con esa especie de muelle humano, con el sofitiscado antropólogo, con el músico travestido, la joven sureña que desayuna frente a una joyería,...
Menos mal que existe un grupo de personas que saben que la comedia nos hace mejores. Si un día apareciera una raza extraterrestre dispuesta a aniquilarnos yo no les convencería de lo contrario empleando armas, sino mostrándoles alguna vieja comedia de Chaplin o Keaton. Porque si hasta un robot encargado de empacar basura puede sentir gracias a la comedia (musical, en este caso), ¿de qué no seremos capaces nosotros?
Apunte uno: Pixar será la primera productora que consiga dos hitos en el mundo del cine: ganar un Oscar a mejor película con un largo de animación y que este sea una comedia. En Up vuelven a demostrar que el cielo es el límite. Como decía Buzz Lightyear: "Hasta el infinito y más allá."
Apunte dos: si no lo entienden díselo con música, Cantando bajo la lluvia.
Escribe hoy Javier Marías un espléndida columna en El País donde ensalza lo duro que ha sido para los grandes cineastas dedicarse al género cómico. Grandes genios, tanto detrás como delante de la cámara, vieron ninguneados sus nombres de los palmarés de los más importantes premios por dedicarse a eso "tan fácil" que es la comedia.
Mientras que el drama es un género eterno, dado que las preocupaciones y los motivos de aflicción de los hombres han sido siempre los mismos (la esencia del hombre, la supervivencia, las decisiones tomadas,...); no hay, en cuanto a la comedia, estándares que ayuden a crear una sonrisa (ya no digo una carcajada) en un contexto global. Mientras que un indígena del Amazonas puede simpatizar fácilmente con Meryl Strep en La decisión de Sophie, es más difícil que pueda establecer una relación similar con el Cary Grant de La fiera de mi niña o "ese gran, grandísimo actor polaco, Joseph Tura" del Ser o no ser de Lubitsch. Por ello cuando una comedia aguanta cincuenta, setenta o incluso cien años debemos creer que hemos sido unos imbéciles al pensar que aquellas risas que brotaban de nuestras gargantas cesarían en unos días. Pero no es así, seguimos siendo cómplices de ese pequeño vagabundo que juega con unos panecillos, con el hombre de rostro impertérrito, con esa especie de muelle humano, con el sofitiscado antropólogo, con el músico travestido, la joven sureña que desayuna frente a una joyería,...
Menos mal que existe un grupo de personas que saben que la comedia nos hace mejores. Si un día apareciera una raza extraterrestre dispuesta a aniquilarnos yo no les convencería de lo contrario empleando armas, sino mostrándoles alguna vieja comedia de Chaplin o Keaton. Porque si hasta un robot encargado de empacar basura puede sentir gracias a la comedia (musical, en este caso), ¿de qué no seremos capaces nosotros?
Apunte uno: Pixar será la primera productora que consiga dos hitos en el mundo del cine: ganar un Oscar a mejor película con un largo de animación y que este sea una comedia. En Up vuelven a demostrar que el cielo es el límite. Como decía Buzz Lightyear: "Hasta el infinito y más allá."
Apunte dos: si no lo entienden díselo con música, Cantando bajo la lluvia.
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