lunes, 16 de julio de 2007

Wall Street Festival


Este fin de semana me despalcé a Caldas de Reis para disfrutar del festival Cultura Quente. Disfruté como un enano, aparte de perder las escasas y valiosas neuronas que me quedan. Es un consuelo saber que se regeneran, así que recargaré energías para el siguiente hostiazo etílico. Pero no he venido aquí a comentar la actual situación de mi cerebro, que es buena por si les interesa, sino para reseñar algo que siempre me llama la atención: los costras, perro-flautas, punkis o tirados.

Se desplazan en manada hasta cualquier festival, aunque prefieren los gratuitos. Una vez allí, instalan el chiringuito y empieza uno de los mejores ejemplos de capitalismo salvaje de pequeña escala que el hombre pueda conocer.

De todos es sabido que si quieres drogas (en especial anfetamínicos y alucinógenos) has de acercarte a un punki. Actualmente es el único colectivo que maneja tripis con asiduidad y también te pueden proveer de buen speed. Pero en los festivales aprovechan todos los resquicios del capitalismo que con tanto ahínco combaten. Salen con sus neveras portátiles repletas de cervezas bien frías para aprovechar el concepto más simple de la economía: oferta- demanda. La gente tiene sed, pero no todo el mundo dispone de un nevera de playa, aunque sea una cutre. Ellos se aprovechan vendiendo a 1 leuro una birra que a ellos problamente no les halla costado nada. Este método de financiación da unos resultados enormes, permitiendo que familias enteras puedan mantener su estilo de vida, ayudandose de la venta de las drogas mencionadas (aunque dejan un márgen de ganancias más pequeño que la cerveza).

Tengo que destacar también la faceta negocadora en cuanto al precio de la mercancía que manejan. A pesar de formar grupos separados, conocen en todo momento la cantidad total de existencias de una determinada mercancía, que grupo las posee y el precio al que está. Esto les permite negociar de una forma sólo comparable a la de un broker cabreado. Saben si pueden poner un precio alto (15 o 18 leuros por un tripi) por que es una hora avanzada de la noche o ya no quedan a penas existencias; pueden manejar un precio medio (10 o 12 leuros) cuando todo el mundo empieza a comprar provisiones para la noche pero la oferta también es grande; y pueden dejartelo a un precio bajo (6 o 8 leuros) si la demanda es nula, la oferta es excesiva, o sólo quedan restos y aquello es un outlet del ácido.

Puede parecer un análisis un tanto simplista, pero creo que aporta una imagen general bastante fiel y todos tenemos multitud de experiencias para poder pulir este boceto de la situación. Pero no por ello me va a dejar de llamar la atención este hecho, y tened por seguro que contrataría a un costras para negociar con los clientes de mi futura e hipotética empresa.

1 comentario:

noa dijo...

Yo a veces me pregunto si tú no estarás en realidad contratado para hacer estudios de mercado sobre sustancias tan vitales como ilegales y así saber cómo anda el país.
Besos