domingo, 27 de diciembre de 2009

Las surfistas feminazis no saben nadar

Aquí llegó dispuesto a dejar el 2009 de la misma forma que lo empecé: dejando claro que la gente no tiene ni puta idea de nada, y punto. Los dos temas que quiero abordan son dispares pero tienen un punto de unión más evidente de lo que parece: por un lado, la nueva película de James Cameron, Avatar; por otro, mi hartazgo a nivel personal de las feminazis y todo el entramado político que las apoya. Ya vereis que piruetas doy para pasar elegántemente de un punto a otro.

-Punto 1:

Lo primero, Avatar es otra (si digo otra) obra maestra en la carrera de este cabrón con pintas que es James Cameron. Un director que todos los que trabajan a sus órdenes describen como despótico y muy cabrón pero que rueda la acción como nadie lo ha hecho. Ya sé que el argumento de la película es trivial y simple, como lo son el de todas sus películas. The Terminator no es que sea Shakespeare precisamente; ni Aliens, el regreso; ni The Abyss. Por que eso no le va al bueno de James. A él le importan una mierda los argumento complicados. Sus películas son de buenos y de malos. Desde el minuto uno sabemos que el chico se queda con la chica después de salvarla de alguna criatura o ser raro. Cierto que en Titanic no pase eso, pero en Titanic la protagonista es ella, y el tito James, en un detalle de coherencia interna, la castiga por enamorarse el bobolapicha del DiCaprio. Si hubiera tenido a Michael Biehn, la cosa hubiera sido muy diferente.

James, Jimmy para los amigos siempre ofrece lo mejor de lo mejor en cuanto acción. Incluso una película como Mentira arriesgadas, marginada y vilipendiada por críticos de medio pelo que jamás se podrían acercar a su genio ni aunque John Ford los sodomizara al son de las palmas que marcara Hitchcock, es una jodida obra maestra de ese género que parecía muerto que era la película de ACCIÓN. Por que hacía años que no veíamos una película de ACCIÓN como las de los ochenta, en donde el argumento era una escusa para pegarnos el culo al asiento y dejarnos 164 minutos (si, 2 horas y 45 minutos) embobados con una película que algunos, necios e ignorantes, se atreven (hay que joderse) a calificar de simple y bobalicona. En momentos como este me gustaría que la pena de muerta fuera restaurada.

El bueno de James, Jimmy, Jim se gusta desgranado una historia que no por simple debe ser contada con un ritmo suave. Esto no es una mierdipeli del puto Michael Awesome Bay. Esto es cine de ACCIÓN. La acción no es mover la cámara como si un jodido enfermo terminal de parkinson la llevara; no es música cañera y cámaras lentas supermegahipermolonas. El cine de ACCIÓN exige una claridad en su concepción, planteamiento y desarrollo que sólo está al alcance de muy pocos en la actualidad (ahora mismo sólo JJ Abrams con Mission: Impossible III y Star Trek, y el bueno de James Cameron). Si hay que tardar una hora en poner las cosas en marcha, se tarda una hora y punto. Además, no tarda una hora. Desde el momento en que el protagonista se introduce en su Avatar comienza el segundo acto de la película, lo cual desmonta esa teoría que la película tarda en desarrollarse. El desarrollo de la historia debe ser pausado por que no paramos en ningún momento de recibir escenas de ACCIÓN: la primera persecución; la persecución nocturna; la iniciación,... Todo está dispuesto para el ENTRETENIMIENTO, palabra que los putos magnates de Jolibú han olvidado, a pesar de ser lo más importante: por que las películas pueden hacerte pensar más o menos, pero siempre te tienen que entretener, aunque sea haciéndote reflexionar.

La revolución que pregonaba Cameron no fue entendida por gran parte del público. El tito Cameron nos demuestra que el 3D no va a modificar la forma de rodar una secuencia, sólo va a aportar una serie de elementos, que bien aprovechados, pueden ser la rehostia. Pero la película sigue funcionando en 2D como me han comentado algunos amigos. El tercer acto, con la batalla en el cielo y el la superficie del planeta demuestra como contar una batalla en dos escenarios, con múltiples puntos de atención y sin que en ningún momento nos perdamos. Todo está perfectamente hilvanado, con precisión suiza.

Otro factor a destacar es el puramente tecnológico. Los gráficos por ordenador son jodidamente impresionantes, siendo un 90% de la película pura imagen sintética. Lo que más me asombró es el sistema de captura de movimiento y expresiones que convierte a estos bichos azules en actores de pleno derecho. Los actores principales están todos perfectos en unos roles muy difíciles por tan estereotípicos como son. Tanto Sam Worthington como Zoë Saldana están perfectos en unos papeles muy difíciles por transcurrir gran parte bajo el maquillaje digital.

Y, ahora viene la pirueta, vamos a hablar de como cuida James Cameron a sus personajes femeninos, dándoles siempre la parte más importante e interesante de la película. Demuestra el bueno de Jim, Jimbo, que para el tanto el hombre como la mujer son iguales en lo esencial: seres que sufren, que aman, que luchan, que desean, que viven. Hay que notar que sus personajes femeninos son siempre fuertes, mujeres que llamamos de armas tomar o, lo que es lo mismo, mujeres sin prejuicios. Las mujeres de Cameron son reconocibles como mujeres en todo momento sin caer en el estereoptipo cutre machista. En ningún momento son hombres con tetas y vagina como las feminazis que últimamente surgen desde todos los rincones. (¿Habéis visto como hilo?) Esto nos lleva al

- Punto 2:

Las feminazis, seres con apariencia externa de mujer pero con cerebro de falangista transexual. Gente que no entiende que el problema de que un hombre le dé una paliza a su esposa no se va a arreglar por que a otra mujer se la llame Juiza o Lideresa. El problema de este grupúsculo de imbéciles es que no quieren ayudar realmente a la mujer. Si así lo quisiera, lo primero que reivindicarían es una igualdad de sueldos ante el mismo trabajo, o que ante una agresión la pena sea la misma si el agresor en un hombre o una mujer. La razón de esta última propuesta es muy simple: si aceptamos la diferencia entre el castigo recibido por una agresión de un hombre a una mujer y el de una mujer contra un hombre, estamos aceptando la debilidad de la mujer frente al hombre tanto física (que es menos discutible) como psicológica (donde no hay diferencia que discutir). La mujer ha de ser tratada igual que el hombre en todos los supuestos y casos salvo en el tema de la maternidad por un motivo obvio: las que dan a luz son las mujeres. En el resto ha de primar la igualdad. Y lo mismo en cuanto a la tutela de los hijos en divorcios y separaciones.

Pero las feminazis nunca entenderán esto. Por que ellas no luchan por los derechos de la mujer; ellas hacen méritos para que la mujer se convierta en los judíos del siglo XXI: pasar de ser considerada víctima de forma unánime, a que la gente diga algo habrán hecho. Las feminazis también tienen sus contradicciones como caer bajo el embrujo de la propaganda y la publicidad llevando conjuntos y estilos a la moda, convirtiéndose en una marioneta más de un sistema que lleva décadas tratando a la mujer como una simple tarjeta de crédito con patas.

Y con esto despedimos el año 2009. Espero que los reyes magos me traigan el cargamento de bilis que les he pedido para poder compartirlo en este, vuestro blog amigo.



Fuente de la imagen: Runtime comics.

No hay comentarios: