sábado, 9 de mayo de 2009

Paz y prosperidad

Vengo de ver Star Trek. Podemos decir que hay un nuevo Spielberg en ciernes, alguien que entiende el entretenimiento en su mejor vertiente y que logra enganchar desde el primer fotograma. Y todo sin renunciar a su universo propio, ese lleno de tensas relaciones paterno-filiales y relaciones de amistad basadas en los opuestos, dentro de uno de los universos más y mejor definidos de la ciencia ficción.

Son dos horas de pura adrenalina bien entendida, de situaciones sin descanso pero bajo control. Es el JJ Abrams de este final de temporada de Lost, el que pone toda la carne en el asador sabiendo que aunque seas vegetariano no vas a poder resistirte. Alguno puede achacar un desarrollo del malo poco trabajado, pero en esta entrega (la primera de muchas a poco que vaya bien) se debe forjar la tripulación del Enterprise y a ello se dedica JJ Abrams, al igual que en la primera temporada de Lost iba configurando las señas de identidad de cada personaje, sin importarnos todavía quienes son los Otros y sin sospechar que hay un Benjamin Linus que pueda dar miedo de una forma tan aterradora. Ya llegará en su momento el turno de un malo con empaque que en el universo de Star Trek los hay y muy buenos. Por ahora disfrutemos con este viaje de la nave Interprise C-177 en su primer viaje en el espacio, la última frontera.

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