lunes, 24 de septiembre de 2007

El incomprensible concepto de la monárquia parlamentaria

Lo prometido es deuda y aquí llego dispuesto a hablar del tema de moda: como mola ser Rey. Por que este tema es como la selección de fútbol, todos tenemos una opinión y derecho a hacernos escuchar. La verdad es que Sumajes (Juan Carlos I para los no amigos) es un tipo que cae bien por que no deja de ser un españolito más al que le va el bebercio y el putiferio. Con esos mofletes sonrojados al calor de un vinito de la tierra, pasea su campechanía por los pueblos del Imperio Español.

Sumajes siempre ha caído bien por que se lo ha currado. Desde que el Viejo Chocho (alias El Generalísimo) lo nombrase su sucesor al frente del Estado Franquista, JuanCar ha movido sus piezas para garantizar un transvase hacia un sistema democrático como el que se le presupone a cualquier país de bien y como reconocimiento a su labor se recogió en la Constitución que España era una monarquía parlamentaria, una cosa que tuvo su gracia hace siglos en Inglaterra, pero en los albores del siglo XXI parecía un poco desfasado. Pero hubo que transigir para no tocarle mucho los cojones a los fachas que todavía andaban por las calles de la vacilante España post-Franco.

Y el Rey cumplió. Supo jugar casi sin cartas para conseguir que la transición fuera un proceso que no produjese muchas bajas políticas y que jodiera un poco a todos, en vez de joder mucho a unos pocos como hasta entonces. Y la cosa fue bien hasta que intentaron vendernos que el chollo iba a continuar. Y no, por ahí no pasamos.

El principito, siempre tratado como un soltero de oro que un día reinaría en España, protagonizaba portadas en revistas, siempre desde el respeto merced al pacto de la Corona con los diferentes medios de comunicación para no socavar tan acartonada institución. La gente no se paraba a pensar en el posible relevo, viendo ese día como lejano. Mientras nuestro principito manejaba con mano diestra el timón de elegantes veleros de regata y acudía a brillantes universidades yanquis. Y mientras Sumajes seguía divirtiendo al personal con su cercanía y su campechanidad (hay que ver lo que se le llena a uno la boca cuando dice campechanía).

El invento parecía que podía perpetuarse pues el Heredero era un joven guapo, con estudios y con posibles que le dicen las viejas. Pero no parecían contar que en este país estamos hartos de que se regalen los puestos más atractivos. Este principito no ha demostrado méritos para hacerse con ese trono que nos pertenece por derecho a todos los españolitos que con nuestro impuestos llevamos un plato caliente a su mesa todos los días.

El principio del fin comenzó con su noviazgo y ruptura con Eva Sannum, una chavala de buen ver, con mejores tetas que la desaboría de la Leti. Luego vino lo del micropiso de 30 hectáreas que se le construyó. Sobre el plano era clavado a los minipisos de la ministra, pero todo el mundo sabe que en las obras se sabe por donde se empieza pero no por donde se acaba. Y luego lo de la Leti. Si quería caer mal no tenía que haber llegado a ese extremo, que casarse con la esbirra de Urdaci es mucho, neno.

Y ahora toda la movida de los juicios y cristos por injurias a la Corona. Menos mal que aquí no llegaban revistas de Sudamérica donde se trataba a la Familia iReal como aquí tratamos a la troupe de Isabel de Inglaterra, esto si que iba a ser un macroproceso y no el de Palermo.

Lo peor es que parezen empeñados desde varios estamentos en que sigamos creyendo que los reyes tienen sangre azul (si es así, será por la Viagra) y son mejores que el resto. Me parece que es hora de que en España se establezca una monarquía democrática como dios manda, es decir, que cada 10 años se eliga por sorteo como en Navidad un nuevo rey, una nueva reina y una nueva corte. Al tuntún, sin privilegios ni zarandajas. ¿Porqué yo no puedo reinar si, para lo bueno y para lo malo, soy tan español como el principito? ¿Acaso él la tiene más larga? Pues que se lo juegue a los chinos con Nacho Vidal, pero que nos dé una oportunidad a los que le pagamos las facturas.

Solo quiero añadir que menos mal que han tenido a bien el incorporar a ese fenómeno de la naturaleza que es Jaime Elena, que me voooooy de Marichalar. Sin él, toda gloria y esplendor pasado hubieran parecido un mero espejismo. A ver cuando lo ascienden, que vaya curro de mierda: entras pisando fuerte con lo de Duque y esas cosas, pero luego no das promocionado ni a hostias. Animo Marichalar.

2 comentarios:

poliptoton dijo...

Completamente de acuerdo: "campechano" es una palabra que yo utilizaría en cada párrafo, si pudiera.

noa dijo...

Por cierto, ya tenemos letra para el himno de epsaña. No sé como será pero creo que como la de Franco que tiene el culo blanco.. no hay ninguna.
Besos