A raíz de la lectura de este post en blogdecine me viene a la mente una reflexión que llevaba tiempo madurando. En un punto se realiza una nueva crítica a "La Naranja Mecánica" por su violencia. Me he parado a pensar en la cantidad de violencia que hay en la película y ciertamente no es tanta aunque algunos actos son tan excesivos que se magnifican. La paliza a un vagabundo; una pelea con una banda rival; asalto y violación de una pareja; el asalto a la "señora de los gatos" y una pelea entre miembros del grupo, es toda la violencia que perpetran Alex y sus drugos. Luego está la violencia por parte de la policía y las instituciones: la paliza que le dan a Alex al ser detenido; el tratamiento Ludovico; el ahogamiento al que someten a Alex sus antiguos drugos, ahora policías.
El que crea que la película es una justificación de la violencia no ha entendido nada de la película, algo muy normal con el cine de Kubrick. Lo que nos cuenta en "La Naranja Mecánica" es lo que pasa en el salto evolutivo del Moonwatcher de "2001" que descubre el poder de la violencia y el temor a una destrucción por un ser quizás hostil que está detrás del monolito (linea tomada por el escritor Arthur C. Clarke para la saga de novelas culminada con "3001"). Kubrick es el cineasta que ha retratado de forma más precisa ese lado oscuro del libre albedrío. No quiere hacer comedias, pues ese camino ya ha sido explorado, y de un modo excelente por directores como Chaplin o Wilder. El habla del punto al que puede llevarnos ese hueso empleado como arma que supone la creación de grupos de individuos fuertes y de individuos débiles.
Hay que tener en cuenta su obsesión por la realización de una película sobre la figura de Napoleón, uno de los mayores conquistadores y a la vez impulsores del racionalismo y la investigación científica; creador de muchos de los aspectos que definen actualmente a Europa.
La visión reductista de "La Naranja Mecánica" como una exaltación de la violencia demuestra una estrechez de miras así como que el análisis no ha profundizado, ni siquiera ha pasado de la primera capa. El debate que se abre, o debería abrir, esta película es cual de los elementos realiza un acto de mayor violencia: si Alex y sus drugos en sus fechorías; o las instituciones y su deshumanización mediante el tratamiento Ludovico. Esta deshumanización de Alex nos lleva a otra reflexión: sí al erradicar las pulsiones violentas de Alex lo convertimos en un pelele, en un animal condicionado como el perro de Pavlov, ¿queda algo de humano en Alex?. La negación de la violencia como parte integral del ser humano demuestra la ceguera de algunos. Pensemos en la época en que se realiza la película, unos años 70 que viven los últimos coletazos de la guerra de Vietnam, una época muy dura de la Guerra Fría o la violencia en Oriente Medio que culminaría con el secuestro y ejecución de varios atletas israelíes en los Juegos de Munich de 1972.
La disección que Kubrick realiza de la violencia y de sus diferentes aspectos convierten a "La Naranja Mecánica" en una película de obligado visionado y no una sino varias veces para poder comprender las intenciones de Kubrick así como sus denuncias.
El que crea que la película es una justificación de la violencia no ha entendido nada de la película, algo muy normal con el cine de Kubrick. Lo que nos cuenta en "La Naranja Mecánica" es lo que pasa en el salto evolutivo del Moonwatcher de "2001" que descubre el poder de la violencia y el temor a una destrucción por un ser quizás hostil que está detrás del monolito (linea tomada por el escritor Arthur C. Clarke para la saga de novelas culminada con "3001"). Kubrick es el cineasta que ha retratado de forma más precisa ese lado oscuro del libre albedrío. No quiere hacer comedias, pues ese camino ya ha sido explorado, y de un modo excelente por directores como Chaplin o Wilder. El habla del punto al que puede llevarnos ese hueso empleado como arma que supone la creación de grupos de individuos fuertes y de individuos débiles.
Hay que tener en cuenta su obsesión por la realización de una película sobre la figura de Napoleón, uno de los mayores conquistadores y a la vez impulsores del racionalismo y la investigación científica; creador de muchos de los aspectos que definen actualmente a Europa.
La visión reductista de "La Naranja Mecánica" como una exaltación de la violencia demuestra una estrechez de miras así como que el análisis no ha profundizado, ni siquiera ha pasado de la primera capa. El debate que se abre, o debería abrir, esta película es cual de los elementos realiza un acto de mayor violencia: si Alex y sus drugos en sus fechorías; o las instituciones y su deshumanización mediante el tratamiento Ludovico. Esta deshumanización de Alex nos lleva a otra reflexión: sí al erradicar las pulsiones violentas de Alex lo convertimos en un pelele, en un animal condicionado como el perro de Pavlov, ¿queda algo de humano en Alex?. La negación de la violencia como parte integral del ser humano demuestra la ceguera de algunos. Pensemos en la época en que se realiza la película, unos años 70 que viven los últimos coletazos de la guerra de Vietnam, una época muy dura de la Guerra Fría o la violencia en Oriente Medio que culminaría con el secuestro y ejecución de varios atletas israelíes en los Juegos de Munich de 1972.
La disección que Kubrick realiza de la violencia y de sus diferentes aspectos convierten a "La Naranja Mecánica" en una película de obligado visionado y no una sino varias veces para poder comprender las intenciones de Kubrick así como sus denuncias.
1 comentario:
Cuanta razón tienes. Yo a este hombre tengo casi que diseccionarlo para poder entenderlo bien.
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