Como buen adicto al picante siempre he estado abierto a nuevas experiencias. Tras probar muchas cosas aterradoramente hirientes en su picor, llegué a la conclusión de que el picante es un nuevo estado mental en que toda la realidad se disocia y se crea un vortex a través del cual vemos todo el Tiempo en el presente, sin futuro ni pasado, sólo el ahora. Por otro lad, sus consecuencias físicas pueden ser devastadoras, llegando a uno a realizar verdaderos esfuerzos por arrancarse la lengua sin importar las consecuencias de taño atentado contra su persona. Pero es de las pocas cosas que siendo legales, hacen que todo tu Ser se comporte como tras una ingesta de toda sustancia psicotrópica ilegal disponible en el mercado.
Todo esto viene a colación de la última entrada del cineasta Nacho Vigalondo en su blog. En el relata la miríada de sensaciones que inundan su Ser tras probar el plato Infierno de ternera en un restaurante thailandés. Ya sólo el nombre del plato dispara la imaginación de uno.
Puedes ver a cientos de diminutos esbirros del Supremo Picor marchar ordenadamente hacia los centros del dolor. Observar como catapultas enormemente diminutas son cargadas con chile y wasabi para bombardear el lagrimal. Y la caballería al curry galopando por nuestros carrillos en una maniobra envolvente, que busca apoderarse de la campanilla y establecer la cabeza de mando desde la que el ejercito iniciará la invasión total, que culminará con la conquista de nuestro cerebro.
Sentiremos el calor en nuestra alma, pero no un calor terreno sino un hálito de fuego y azufre proveniente de las regiones más olvidadas del universo. Perderemos el control sobre nuestros miembros, que se tornarán flácidos y fofos. Nuestra visión será empañada por oleadas de lágrimas imposibles de retener que buscan envolver nuestro rostro en una fina película de excrecencias junto a las cataratas moquiles que nos impedirán respirar con normalidad. Esta falta de oxígeno, unida a la insensibilidad que reina en nuestra Materia, actuará de forma fatal en nuestra Mente. Nuestros pensamientos sufrirán un doble fenómeno: por un lado, se dispararán en todas direcciones; de hecho, se comenta que ciertos sabios alcanzaron así el conocimineto universal, ya que los pensamientos que huyen de esta invasión del Supremo Picor arriban a todos los rincones del Universo, tanto el conocido, como aquel que se oculta tras el Velo.
Por otro lado, los pensamientos se concentran en los tres puntos principales del ataque del Supremo Picor, a saber: lengua, carrillos y faringe. El grado de concentración es tal, que un individuo bajo el ataque del Supremo Picor olvida el resto de su Materia, o cuerpo, y puede quedar para el resto de su vida bajo los efectos de un extraño trauma que provoca que no perciba más que su lengua, sus carrillos y su faringe.
Es por todo esto, que en la mayoría de culturas orientales, cuya orientación existencial-filosófica está enfocada hacia un estado de cese de la actividad mental corriente y que significará una liberación espiritual, o nirvana.
Yo, por mi parte, seguiré investigando las fronteras de la realidad. Hoy comeré un plato de carne adobada con una buena cucharada de ras-el-hanut (literalmente "lo mejor de la tienda", que puede contener más de treinta ingredientes, comprendiendo especias dulces como el cardamomo, el clavo o la canela, hierbas como la lavanda, flores como las rosas, y hasta polvo de cantárida, un minúsculo coleóptero, de origen marroquí ).
Todo esto viene a colación de la última entrada del cineasta Nacho Vigalondo en su blog. En el relata la miríada de sensaciones que inundan su Ser tras probar el plato Infierno de ternera en un restaurante thailandés. Ya sólo el nombre del plato dispara la imaginación de uno.
Puedes ver a cientos de diminutos esbirros del Supremo Picor marchar ordenadamente hacia los centros del dolor. Observar como catapultas enormemente diminutas son cargadas con chile y wasabi para bombardear el lagrimal. Y la caballería al curry galopando por nuestros carrillos en una maniobra envolvente, que busca apoderarse de la campanilla y establecer la cabeza de mando desde la que el ejercito iniciará la invasión total, que culminará con la conquista de nuestro cerebro.
Sentiremos el calor en nuestra alma, pero no un calor terreno sino un hálito de fuego y azufre proveniente de las regiones más olvidadas del universo. Perderemos el control sobre nuestros miembros, que se tornarán flácidos y fofos. Nuestra visión será empañada por oleadas de lágrimas imposibles de retener que buscan envolver nuestro rostro en una fina película de excrecencias junto a las cataratas moquiles que nos impedirán respirar con normalidad. Esta falta de oxígeno, unida a la insensibilidad que reina en nuestra Materia, actuará de forma fatal en nuestra Mente. Nuestros pensamientos sufrirán un doble fenómeno: por un lado, se dispararán en todas direcciones; de hecho, se comenta que ciertos sabios alcanzaron así el conocimineto universal, ya que los pensamientos que huyen de esta invasión del Supremo Picor arriban a todos los rincones del Universo, tanto el conocido, como aquel que se oculta tras el Velo.
Por otro lado, los pensamientos se concentran en los tres puntos principales del ataque del Supremo Picor, a saber: lengua, carrillos y faringe. El grado de concentración es tal, que un individuo bajo el ataque del Supremo Picor olvida el resto de su Materia, o cuerpo, y puede quedar para el resto de su vida bajo los efectos de un extraño trauma que provoca que no perciba más que su lengua, sus carrillos y su faringe.
Es por todo esto, que en la mayoría de culturas orientales, cuya orientación existencial-filosófica está enfocada hacia un estado de cese de la actividad mental corriente y que significará una liberación espiritual, o nirvana.
Yo, por mi parte, seguiré investigando las fronteras de la realidad. Hoy comeré un plato de carne adobada con una buena cucharada de ras-el-hanut (literalmente "lo mejor de la tienda", que puede contener más de treinta ingredientes, comprendiendo especias dulces como el cardamomo, el clavo o la canela, hierbas como la lavanda, flores como las rosas, y hasta polvo de cantárida, un minúsculo coleóptero, de origen marroquí ).
1 comentario:
Apu sentado a comer en casa de los Simpson, a quienes ha preparado la comida. Marge, preocupada, se dirige a su hija y le pregunta: "Lisa, esta comida... ¿no es un poco picante para ti?". La niña, en estado catatónico, contesta: "Veo a través del tiempo".
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