Buenos días a todos. Comienza ahora el espacio para largar lo que uno quiera sin remordimientos ni malos rollos.
Lo primero que voy a comentar es el libro de Manuel Rivas "Galicia, Galicia", que estos últimos días he estado releyendo. Este gran escritor acomete con sus artículos la siempre difícil tarea de repasar la vida política gallega de principios de los noventa, coincidiendo con el comienzo del reinado de Don Manuel y Punto, rey soberano de todas las tierras que tiene a bien calentar el ilustre astro solar (por orden expresa de Don Manuel).
La lectura de los diferentes artículos que componen la obra le dejan a uno una sensación extraña, por que uno no puede quedarse más que perplejo ante esta obra de ficción que traspasa las barreras de la realidad en cada una de sus líneas. La serie de artículos dedicados al viaje del ex- Presidente de Galicia a Cuba es digno de una epopeya romana o de una tragedia griega (escogan según sus gustos).
Manuel Rivas siempre ha sabido exprimir la realidad para conseguir de ella más de lo que conseguimos el resto de los mortales, alzandose así como un un bardo loco que escupe verdades al son de una gaita.
Leídos ahora, tras la caída en desgracia de muchos de sus protagonistas y libres del yugo del señor Fraga, podemos juzgar, con una precisión qu sólo el tiempo y la distancia puede otorgar, los últimos quince años. Galicia sigue en el mismo sitio (ya que como lugar y no lugar que es siempre está en el mismo sitio), pero las personas, los gallegos han cambiado. Eso dicen, y muchos son los que así lo creen. Yo creo que no del todo. Más bien, a veces si y a veces no. Porque el gallego, ya se sabe, es indeciso por naturaleza menos en una cuestión: Galicia es el mejor país del mundo.
Gracias señor Rivas por tan inteligentes crónicas de nuestra realidad, que no ha perdido vigencia ninguna.
Lo primero que voy a comentar es el libro de Manuel Rivas "Galicia, Galicia", que estos últimos días he estado releyendo. Este gran escritor acomete con sus artículos la siempre difícil tarea de repasar la vida política gallega de principios de los noventa, coincidiendo con el comienzo del reinado de Don Manuel y Punto, rey soberano de todas las tierras que tiene a bien calentar el ilustre astro solar (por orden expresa de Don Manuel).
La lectura de los diferentes artículos que componen la obra le dejan a uno una sensación extraña, por que uno no puede quedarse más que perplejo ante esta obra de ficción que traspasa las barreras de la realidad en cada una de sus líneas. La serie de artículos dedicados al viaje del ex- Presidente de Galicia a Cuba es digno de una epopeya romana o de una tragedia griega (escogan según sus gustos).
Manuel Rivas siempre ha sabido exprimir la realidad para conseguir de ella más de lo que conseguimos el resto de los mortales, alzandose así como un un bardo loco que escupe verdades al son de una gaita.
Leídos ahora, tras la caída en desgracia de muchos de sus protagonistas y libres del yugo del señor Fraga, podemos juzgar, con una precisión qu sólo el tiempo y la distancia puede otorgar, los últimos quince años. Galicia sigue en el mismo sitio (ya que como lugar y no lugar que es siempre está en el mismo sitio), pero las personas, los gallegos han cambiado. Eso dicen, y muchos son los que así lo creen. Yo creo que no del todo. Más bien, a veces si y a veces no. Porque el gallego, ya se sabe, es indeciso por naturaleza menos en una cuestión: Galicia es el mejor país del mundo.
Gracias señor Rivas por tan inteligentes crónicas de nuestra realidad, que no ha perdido vigencia ninguna.